EL PODER DE LA ORACIÓN


Fue un milagro? El poder de la oración



EL PODER DE LA ORACIÓN

Con tres días de oración y ayuno decretados por el Rey de Inglaterra salieron 800.000 soldados del cerco Nazi en Dunquerque.


"Antes de que pidan, yo responderé" (Isaías 65:24).

Una noche, había trabajado duro para ayudar a una madre en su parto;
pero a pesar de todo, ella murió dejándonos con un bebé prematuro diminuto
y una hija de dos años que lloraba.
Sabíamos que tendríamos dificultad en mantener con vida al bebé, ya que no teníamos
incubadora (ni siquiera teníamos electricidad para hacer funcionar una
incubadora).

Tampoco teníamos facilidades para darle alimentación especial. A pesar de
vivir en el ecuador geográfico, las noches a menudo eran frías con
corrientes de aire. Una comadrona estudiante fue a traer la caja que teníamos para esos bebés
y la frazada de algodón en la que debería envolverse al bebé.

Otra fue a avivar el fuego y a llenar una bolsa con agua caliente. Regresó
rápido apenada a decirme que al llenar la bolsa, esta se había reventado (el
plástico fácilmente se echa a perder en los climas tropicales). Exclamó, "¡Y
es nuestra última bolsa de agua caliente!"

En occidente decimos que no es bueno llorar sobre leche derramada. Tampoco en el África Central
es bueno llorar sobre una bolsa de agua caliente estallada. Estas no se dan en los árboles
y no hay farmacias en los extravíos de la selva.

"Está bien," le dije, "ponga al bebé tan cerca del fuego y con todo el cuidado
que pueda, y duerma entre el bebé y la puerta para librarlo de los vientos.
Su trabajo es mantener al bebé con calor." La tarde siguiente, tal como lo
hacía la mayoría de días, fui a rezar con algunos de los niños del orfanato
que se reunían conmigo. Yo les di a los más jóvenes varias sugerencias
de cosas por las cuales rezar y les conté del diminuto bebé. Les expliqué
nuestro problema por mantener al bebé caliente. Mencioné lo de la bolsa para agua caliente,
y que el bebé podría morir fácilmente si se enfriaba. También les conté de la hermanita de dos años,
llorando porque su mamá había muerto.

Durante el tiempo de oración, una niña de diez años, Ruth, rezó con la
forma usual concisa y sin remilgos de nuestros niños africanos. "Por favor,
Dios" pidió ella, "envíanos una bolsa para agua caliente. No nos servirá
mañana, Dios, porque el bebé ya estará muerto, así que por favor envíanosla
esta tarde."

En lo que me tragaba una bocanada de aire frente a la audacia de la
oradora, ella agregó, "¿Y a la vez, podrías por favor enviarnos una muñeca
para la pequeña hermana para que sepa que realmente la amas?"

Como pasa con la oración de los niños, fui puesta en un apuro. ¿Podía decir
yo honestamente, "Amén"? Oh, si, yo sé que Dios todo lo puede, la Biblia dice así.
Pero hay límites, ¿o no?. La única forma en que Dios podía responder a esta oradora muy
particular sería enviándome un paquete desde mi país. Yo había estado en
África por casi cuatro años para ese entonces, y nunca, nunca había recibido
un paquete enviado desde mi país. De todos modos, si alguien me enviase un
paquete, ¿quién pondría una bolsa para agua caliente? ¡Yo estaba viviendo en
el ecuador geográfico!

A media tarde, cuando estaba dando clases a las enfermeras, recibí el
mensaje de que un carro estaba estacionado en la puerta de enfrente de mi
residencia.

Cuando llegué a mi casa, el carro ya se había ido, pero allí, sobre la
baranda, había un paquete grande de veintidós libras. Sentí lágrimas mojando
mis ojos. No podía abrir el paquete yo sola, así que mandé a llamar a los
niños del orfanato.

Juntos tiramos de las cintas, deshaciendo cuidadosamente cada nudo.
Doblamos el papel, cuidando de no romperlo demasiado. La excitación iba en
aumento.

Algunos treinta o cuarenta pares de ojos estaban enfocados en la gran caja
de cartón.

De hasta arriba, saqué unos jersey de punto de colores brillantes. Los ojos
relumbraban conforme los levantaba. Después había las vendas de punto para
los pacientes leprosos, y los niños mostraron un leve aburrimiento. Luego
venía una caja de pasas mixtas con pasas de Esmirna -estas harían una
porción para el pan del fin de semana. A continuación, cuando volví a meter
la mano, pensé ¿...estoy sintiendo lo que en realidad es? Agarré y saqué si,
una bolsa para agua caliente nueva. Lloré. No le había pedido a Dios que me
la enviara; porque realmente no creí que Él pudiera hacerlo. Ruth estaba al
frente de la fila que formaban los niños. Ella se abalanzó, afirmando, "¡Si
Dios nos envió la bolsa, debió mandarnos también la muñeca!"

Hurgando hasta el fondo de la caja, ella sacó la muñeca pequeña y
bellamente vestida. ¡Sus ojos brillaron! ¡Ella nunca dudó!

Viendo hacia mi, preguntó: "¿Puedo ir con usted y darle esta muñeca a la
niña, para que ella sepa que Jesús la ama en realidad?"

El paquete había estado en camino por cinco meses completos. Empacado por
mis antiguos alumnos de la escuela dominical, cuyo líder había escuchado y
obedecido a Dios urgiéndole a enviar una bolsa para agua caliente, a pesar
de que iba para el ecuador geográfico. Y una de las niñas había puesto una
muñeca para una niña africana -cinco meses antes, en respuesta a la oradora
de diez años que creyó y pidió que lo trajera "esa tarde."

"Antes de que pidan, yo responderé" (Isaías 65:24).

 


¿Alguna vez has sentido la urgencia de orar por alguien y lo has dejado para mañana?. Lee este testimonio:

 

Un misionero en vacaciones contó la siguiente historia cuando visitaba su Iglesia local en Michigan, EU.: "Como misionero en un pequeño hospital en el área rural de Africa, cada dos semanas viajaba a la ciudad en bicicleta para comprar provisiones y medicamentos. El viaje era de dos días y debía atravesar la jungla. Debido a lo largo del viaje, me era necesario acampar en el punto medio, pasar la noche y reanudar mi viaje temprano al siguiente día. En uno de estos viajes, llegué a la ciudad donde planeaba retirar dinero del banco, comprar las medicinas y los víveres, y reanudar mi viaje de dos días de regreso al hospital.

Cuando llegué a la ciudad, observé a dos hombres peleándose, uno de los cuales estaba bastante herido. Le curé sus heridas y al mismo tiempo le hablé de Nuestro Señor Jesucristo. Después de esto, reanudé mi viaje de regreso al hospital. Esa noche acampé en el punto medio y a la mañana siguiente reanudé mi viaje y llegué al hospital sin ningún incidente.

Dos semanas mas tarde repetí mi viaje. Cuando llegué a la ciudad, se me acercó el hombre al cual yo había atendido en mi viaje anterior y me dijo que la vez pasada, cuando lo curaba, él se dio cuenta de que yo traía dinero y medicinas. El agregó: "Unos amigos y yo te seguimos en tu viaje mientras te adentrabas en la jungla, pues sabíamos que habrías de acampar. Planeábamos matarte y tomar tu dinero y medicinas. Pero en el momento que nos acercamos a tu campamento, pudimos ver que estabas protegido por 26 guardias bien armados".

Ante esto no pude más que reir y le aseguré que yo siempre viajaba solo. El hombre insistió y agregó: "No señor, yo no fui la única persona que vio a los guardias armados, todos mis amigos también los vieron, y no solo eso sino que entre todos los contamos".

En ese momento, uno de los hombres en la Iglesia se puso de pie y le pidió al misionero que por favor le dijera la fecha exacta de cuando sucedió ese hecho. El misionero les dijo la fecha y el mismo hombre le dijo la siguiente historia: "En la noche de tu incidente en Africa, era de mañana en esta parte del mundo, y yo me encontraba con unos amigos. Estábamos a punto de comenzar un juego de golf, cuando sentí una imperiosa necesidad de orar por ti, de hecho, el llamado que el Señor hacia era tan fuerte, que llamé a algunas personas de nuestra iglesia para que se reunieran conmigo lo mas pronto posible." Entonces, dirigiéndose a la congregación dijo: "todos los hombres que vinieron en esa ocasión a orar, ¿podrían por favor ponerse de pie?". Todos los hombres que habían acudido a orar por él se pusieron de pie, el misionero no estaba tan preocupado por saber quienes eran, mas bien se dedicó a contarlos . . . eran 26.


Dos Testimonios del Poder del Rosario:
   -Rosario: Mas poderoso que la bomba atómica
   -Rosario y la liberación de Austria

El Santo Rosario: Mas poderoso que la bomba atómica
Testimonio del Padre Schiffer S.J., sobreviviente de Hiroshima.

Ver también: Rosario

Milagro del Rosario en Hiroshima: del 6 de agosto de 1945

Durante la Segunda Guerra Mundial dos ciudades japonesas fueron destruidas por bombas atómicas: Hiroshima y Nagasaki.

En Nagasaki, como resultado de la explosión, todas las casas en un radio de aprox. 2.5 Km del epicentro fueron destruidas. Quienes estaban dentro quedaron enterrados en las ruinas. Los que estaban fuera fueron quemados.

En medio de aquella tragedia, una pequeña comunidad de Padres Jesuitas vivía junto a la iglesia parroquial, a solamente ocho cuadras (aprox. 1Km) del epicentro del epicentro de la bomba. Eran misioneros alemanes sirviendo al pueblo japonés. Como los alemanes eran aliados de los japoneses, les habían permitido quedarse. 

La iglesia junto a la casa de los jesuitas quedó destruida, pero su residencia quedó en pié y los miembros de la pequeña comunidad jesuita sobrevivieron. No tuvieron efectos posteriores por la radiación, ni pérdida del oido, ni ningúna otra enfermedad o efecto. 

El Padre Hubert Schiffer fue uno de los jesuitas en Hiroshima. Tenía 30 años cuando explotó la bomba atómica en esa ciudad y vivió otros 33 años mas de buena salud. El narró sus experiencias en Hiroshima durante el Congreso Eucarístico que se llevó a cabo en Filadelfia (EU) en 1976. En ese entonces, los ocho miembros de la comunidad Jesuita estaban todavía vivos.

El Padre Schiffer fue examinado e interrogado por más de 200 científicos que fueron incapaces de explicar como él y sus compañeros habían sobrevivido. El lo atribuyó a la protección de la Virgen María y dijo: "Yo estaba en medio de la explosión atómica... y estoy aquí todavía, vivo y a salvo. No fui derribado por su destrucción." 

Además, el Padre Shiffer mantuvo que durante varios años, cientos de expertos e investigadores estudiaron las razones científicas del porqué la casa, tan cerca de la explosión atómica, no fue afectada. El explicó que en esa casa hubo una sola cosa diferente: "Rezábamos el rosario diariamente en esa casa".

En la otra ciudad devastada por la bomba atómica, Nagasaki, San Maximiliano Kolbe había establecido un convento franciscano que también quedó intacto, los hermanos protegidos gracias a la protección de la Virgen. Allí ellos también rezaban diariamente el santo rosario.


El Rosario y la liberación de Austria
13 de Mayo de 1955

Desde el punto de vista secular es incomprensible la liberación de Austria de las garras del poder soviético el 13 de Mayo de 1955. Las tropas Soviéticas se se retiraron sin explicación. Se había formado una cruzada de reparación del Santo Rosario implorando la intercesión de la Virgen de Fátima, la que se difundió entre la población.

Austria fue anexada por Alemania en 1938 por lo que en la II Guerra Mundial fue parte del Eje Nazi. Terminada la guerra Austria, como Alemania, fue dividida en cuatro zonas de ocupación para ser administradas por Estados Unidos, Inglaterra, Francia y la Unión Soviética. A este último se le dio la parte sur que es la mas rica y que rodea a Viena, la capital, la cual también fue dividida en cuatro zonas.

En menos de dos años Alemania obtuvo gradualmente su independencia política, menos la zona Soviética.  Surgió así la Republica Alemana. No fue igual con Austria. Los soviéticos favorecieron el reclamo de territorio austriaco por parte del dictador comunista Tito de Yugoslavia. Apoyaron un esfuerzo comunista de tomar control de toda Austria. Por fin mantuvieron férreo control de toda Europa Oriental, convirtiendo a todos los países que habían ocupado en satélites de Moscú. Esta situación continuó hasta la llegada de Gorbachev. 

El Padre Capuchino Petrus Pavlicek, apoyado por las oraciones de religiosas, hizo una peregrinación a Mariazell, el principal santuario mariano de Austria, para pedir a la Virgen consejo en medio de la oscuridad que abarcaba a su patria. El 2 de Febrero de 1946, fiesta de las luces, Candelaria (Virgen de la luz), oraba ardientemente ante la imagen milagrosa cuando recibió una voz interior que le pidió: "Haz lo que te digo y tendrán paz".

El Padrel Pavlicek fue inspirado a implementar lo que la Virgen había pedido en Fátima. Fundó la Cruzada de Reparación del Santo Rosario en 1947. En esta cruzada los austriacos se unieron para honrar a la Virgen con un rosario perpetuo, implorando por la conversión de los pecadores, paz mundial y libertad para Austria.

Comienzan las peregrinaciones. Mientras los superiores capuchinos sancionaron la iniciativa del Padre Pavlicek, no tenían como financiarla. Sin embargo del obispo de Leira, Portugal, hizo posible que llegara a Austria una estatua de la Virgen de Fátima del mismo artesano que hizo la Virgen Peregrina original. Acompañando a la Virgen en peregrinación a innumerables ciudades, el Padre Pavlicek recordaba a los fieles que el ardiente deseo de la Virgen es la conversión de los pecadores.

El Padre Pavlicek compartía su fervor por la Virgen María con todos. Alentaba a los pecadores para que se reconciliaran con Dios a través de la confesión. En un giro misionero por 11 pueblos en la región de Amstetten, escuchó casi 6000 confesiones. En otra ocasión se mantuvo en el confesionario tres días y noches seguidos.

En Septiembre de 1948, el Padre Pavlicek comenzó la Cruzada de Reparación del Santo Rosario en una iglesia de Viena. La Cruzada incluía confesión, bendición de los enfermos, el Santo Rosario y se coronaba con la Santa Misa. El padre llamaba estas devociones "asaltos de oración" y podía tomar hasta cinco días. "La paz es un regalo de Dios y no de los políticos", le decía a sus compatriotas, y los regalos de Dios se obtienen con la oración que asalta al cielo como los soldados asaltan un fuerte- con confianza y determinación.

La procesiones de la Cruzada con la estatua de la Virgen de Fátima el 13 de cada mes creció tanto que el Padre Pavlicek decidió hacer una procesión anual invitando a todas las parroquias de Viena. Escogió el 12 de Septiembre, la fiesta de Nombre de María. El Papa Inocente XI había establecido esta fiesta en 1683 para conmemorar la victoria de los cristianos que defendían a Viena de la invasión musulmana. La situación de los cristianos parecía imposible pero vencieron por la intercesión de la Virgen y el rezo del Santo Rosario. Ahora le pedían a la Virgen que los liberara del Comunismo.

El Primer Ministro de Austria, Leopold Figl, dijo al Padre Pavlicek: "Aunque fuésemos solo nosotros dos, yo iría. ¡Mi país lo exige!" En efecto se hizo presente, rosario y vela en mano, en cada ocasión solemne, acompañado de sus ministros. El sucesor del Primer Ministro, Julius Raab, también asistía a las grandes procesiones.

La Cruzada continuó expandiéndose por toda Austria, desbordándose en territorio alemán y suizo. Para el año 1955, mas de medio millón de austriacos (aprox. 10% de la población de aquel tiempo) se habían comprometido a rezarle diariamente a la Virgen de Fátima, pidiéndole por la conversión de los pecadores, paz en el mundo y libertad para Austria. Un número aun mayor participaba en las procesiones marianas y en los "asaltos de oración". 

Durante este tiempo se daban conferencias de paz en Londres entre representantes de los aliados y delegaciones austriacas. En ocho años se produjeron 260 reuniones sin llegar a una resolución sobre el destino de Austria. Mientras tanto se intensificaba la represión comunista contra la Iglesia. Era una verdadera prueba para aquellos que tanto habían rezado.  Pero entonces vino la gracia. El 24 de marzo de 1955 los soviéticos invitaron a los austriacos a una conferencia. Pensando que el futuro de Austria se sellaría en Moscú, el Primer Ministro Raab, ante de partir, le pidió al Padre Pavlicek, "Por favor, reza y pídele a tu gente te ore mas fuerte que nunca"

Ante la gran sorpresa de todo el mundo los soviéticos anunciaron en abril que sacarían sus tropas de Austria en el plazo de tres meses. El 15 de mayo, las fuerzas aliadas que ocupaban Austria firmaron un tratado garantizando su independencia. El 26 de octubre de 1955 partió el último soldado ruso del suelo austriaco.

En Viena las multitudes marcharon en procesión con rosarios y antorchas, agradeciéndolo a la Virgen de Fátima la liberación del comunismo. El Primer Ministro declaró: "Hoy, nosotros, que tenemos el corazón lleno de fe, aclamamos al Cielo con gozosa oración: Somos libres. Oh María, te damos gracias"

Aprendamos de los austriacos a recurrir a la Virgen de Fátima, con corazón contrito, acatando sus peticiones y con plena confianza en su intercesión.


El Padre Petrus Pavlicek nació en el Tirol austriaco, el 6 de enero de 1902. De joven se sintió llamado a la vida religiosa pero no se mantuvo. En 1935, durante una grave enfermedad, recibió la gracia de conversión y resolvió abrazar la vocación. El 14 de diciembre de 1941fue ordenado sacerdote capuchino. Servia en el campo de la salud en el ejército alemán cuando fue capturado por los aliados el 15 de agosto de 1944. Fue liberado el 16 de julio del 45, fiesta de la Virgen del Carmen. Regresó a Austria y fundó la Cruzada de Reparación del Santo Rosario, a la que dedicó el resto de su vida. Murió el 14 de diciembre de 1982, aniversario de su ordenación.